Hoy he descubierto una nueva expresión, concretamente ha sido: Are you on standby? Y a cuento de que ha venido todo esto, pues por primera vez en mi vida he entendido que es eso del overbooking.
Muy confiado por haber hecho el checkin online el día anterior me he acercado al aeropuerto cuando en el mostrador me han dicho: ¿Sabes que es el overbooking? Y tras eso se me ha caído el mundo encima.
A partir de aquí la odisea ha sido:
Ir a la puerta de embarque a ver si queda algún hueco libre, y en la lista de gente sin plaza estaba en la posición 5. Y nada ver como se ha ido llenando el avión, hasta que al final ha habido un hueco en el que ha entrado otra persona y fin.
Lo siguiente, una invitación a ir a atención al cliente para cambiar el billete por otro. Asi que, primera cola para ser atendido. Y nada, una chica maja a la que le he contado mi historia, que si voy a una boda, que si un amigo está esperando en Los Ángeles, y tal oara dar pena y nada, no hay manera de salir el mismo día. Asi que toca echarle cara, mira a ver si me puedes meter en primera y tal, pero nada, cambio de billete para el día siguiente en el mismo vuelo.
Yo, iluso de mí, pensando que con esto estaba todo hecho (cuánto daño a hecho Ryanair) y pensando irme a mi casa, me dice pues tiene usted derecho a alojamiento (hotel de cuatro estrellas) y a tres comidas (comida, cena y desayuno) y a una compensación ecónomica (600 € urazos).
Y nada, después de tener ya mi plaza segura para el vuelo del día siguiente toca ir a hacer una nueva cola para reclamar la compensación ecónomica y de nuevo, como parece que no confío en el mundo, pensando que habrá que hacer un montón de papeleo y tardaré unos cuantos días en cobrarlo.
Llego a la cola, espero un ratillo, y en tres minutos tengo una tarjeta de crédito prepago con 600€. Flipándolo, me acerco a un cajero y clin, ya tengo los 600€ en mi mano, un bono para un hotel de cuatro estrellas en el aeropuerto y desde aquí (Hotel Meliá Barajas) estoy escribiendo este post después de pasar la tarde en la piscina.
Lo malo de todo esto es que todos los planes que tenía con Carlos (el novio de la gran boda mejicana) se han ido un poco al trastre y sólo podré pasar con él una noche de fiesta en el algún antro de L.A. pero lo compensaremos (y con creces) en su próxima visita a España o mi próxima visita a Méjico.
Y bueno, esto lo he escrito desde mi último juguete, un bonito IPad 2 y por ello la escasez de recursos gráficos y contenido pero ya lo arreglaré a mi vuelta.
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